http://enasonante.blogspot.com/2014/05/nadie-dijo-facil-primera-parte.html
Se apagó la luz y, rápidamente,
el escenario se quedó vacío. La luz volvió y comenzó a sonar
música de los Rolling mientras todos buscaban la salida. Itziar se
había marchado a buscar a los amigos que había dejado olvidados
todo el concierto y David en busca del manager, para convenir el
lugar en que tendría lugar la entrevista. Desapareció durante unos
instantes y volvió con bastante prisa.
- Pablo, recoge todo, nos vamos.
- ¿Y la entrevista?
- Luz ya está en el hotel,
tenemos veinte minutos para estar allí o no hay entrevista.
- ¿Quienes van?
- Sólo podemos estar tres, y por
lo visto vamos a tener que esperar bastante. Marcos, ¿tienes algo
por la mañana?
- No.
- Pues entonces, venís tu y
Pablo.
Un poco malhumorado, Pablo
recogió la cámara tan rápido como pudo, Marcos trataba de que no
se enfadase en exceso. Salieron tan pronto del pabellón como
pudieron y se dirigieron hacia el hotel. El tráfico hacía imposible
ir en coche y además no encontraron a nadie que pudiera llevarlos,
por lo que fueron andando. No estaba demasiado lejos el hotel, pero
la cámara y los focos pesaban bastante. Al llegar a la recepción
del hotel, Pablo y Marcos se sentaron juntos. David se recostó en un
sofá, sacó una tarjeta y un boligráfo del bolsillo de su chaqueta
y se puso a escribir lo que debía se la entrevista. Poco a poco,
fueron llegando el resto de los medios de comunicación, David ni se
percató, seguía a lo suyo, escribiendo, mirando de vez en cuando al
techo y escribiendo breves esbozos. Se abrió el ascensor y salió de
él el manager.
- Luna baja en diez minutos, está
muy cansada y mañana tenemos concierto en Oviedo, así que tenéis
que ser breves.
- Va a ser entrevista individual
o rueda de prensa -preguntó alguien-.
- Cuantos sois…-comenzó a
contar el número de medios que estaban allí-. Sois la hostia…
Hacemos una cosa, los de prensa y radio juntos y vosotros -señaló a
Pablo y Marcos que estaban colocando los focos- teneis diez minutos,
después.
Antes de cinco minutos se volvió
a abrir el ascensor con Luna y su inseparable manager. Ella bajó casi
sin maquillaje, con ropas anchas de colores brillantes y sobre la
cabeza un pequeño sombrero de lentejuelas de colores. Saludó a
todos, se sentó en la silla central de una larga mesa y al otro lado
todos los periodistas, colocando micrófonos y grabadoras. Estuvieron
más de media hora. En la cara de ella se notaba el cansancio, pero
cuando acabaron, se puso a firmar autógrafos para todos ellos, que
guardaban sus papelitos como si fueran las joyas de la corona. Ya
eran más de las tres de la madrugada, la sala se quedó casi vacía.
David se dirigió a Pablo y le dijo más o menos como quería los
planos, se sentó al lado de Luna.
- ¿Algún tema prohibido?
- No -esbozó una media sonrisa
de sorpresa por la pregunta-. Pero ten en cuenta la hora que es, no
me metas en muchos líos.
- Será difícil, pero lo
intentaré.
El compromiso había sido de diez
minutos pero se alargó hasta la media hora y de haber sido por
ellos, habría durado bastante más. Había un ambiente extraño en
la conversación, parecía como si se tratara de dos amigos que hacía
mucho tiempo que no se veían y estaban hablando mientras tomaban
unas copas en un bar. A todos extrañó aquello, pero ninguno decía
nada, porque aquello estaba quedando bastante bien. Estaban hablando
de casi todo lo que ningún otro periodista se había atrevido a
preguntar. David hizo su primera entrevista a Más que amigos un
año atrás y no había quedado conforme con el resultado, porque
según él, no se puede entrevistar a alguien a quien se admira y
tratar de sacar algo interesante de la conversación. Decía que
aunque se trate de evitar, el entrevistador es ser humano antes que
cualquier otra cosa y sus sentimientos acaban influyendo y deja pasar
oportunidades en las que tiene al entrevistado dispuesto a contestar
a cualquier pregunta de modo que la respuesta pueda ser utilizada
como un titular. Luna no era Más que amigos, a ella no la
admiraba, aunque reconocía que posiblemente tenía mas calidad.
Se despidieron con dos besos. El
mal humor del que había hecho gala con anterioridad, había
desaparecido y se ofreció a llevar él la cámara. Pablo estaba
cansado y no se negó. Llegaron al estudio hacia las cuatro y media.
Colocaron todas las cosas en su lugar, cerraron la puerta y se
marcharon juntos. Marcos sugirió ir a tomar algo, David casi obligó
a Pablo a aceptar la propuesta y entraron en el primer bar que
encontraron abierto.
- Oye Pablo, que creo que me pasé
un poco contigo…
- ¿Sólo un poco?
- Vale, me pasé bastante, pero
sabes lo que hemos estado esperando esto y casi lo jodes por no mirar
lo que había en la bolsa antes de salir.
- Yo había dejado todo preparado
esta tarde porque sabía que iba a llegar muy pillado de cenar, dejé
el jack dentro, pero algún gilipollas anduvo tocando los cojones
donde no debía y luego la culpa y el pateo son para mi.
- ¡Luis! - Pablo y David miraron
hacia la puerta, pensando que estaba entrando Luis-, fue él, estoy
seguro de que fue él quien sacó el jack de la bolsa. Cuando yo me
iba se quedó en el control para meter lo de las motos de ayer.
- Bueno, que más da. Lo
importante es que al final todo ha salido bien, a ver que tal ha
quedado la entrevista.
- De vicio, has estado como en
tus mejores tiempos.
- Marcos, ya sabes que no me
gustan los pelotas.
- No es pelota, te dice la
verdad. Parecía… no sé, como si… ha sido la hostia. Erais tu y
ella, y nada más, ni cámaras, ni focos, ni nada. Si lo montas bien,
es para guardarlo con el caviar.
- Si lo montamos… porque mañana
quiero veros allí a las diez, hay que sacarlo a mediodía.
- ¿Estás loco? Yo me he
levantado a las ocho para preparar la mierda de los reportajes del
programa de Dani, que no tenía nada.
- Joder, pues yo sólo no lo
monto, que luego decís que tengo afán de protagonismo. Tu Pablo,
¿qué dices?
- Yo tengo mucho sueño y ya son
las cinco, pero si no hay mas remedio…
Cuando salieron del bar eran casi
las seis y de no haber sido porque cerraba se hubieran quedado allí
un buen rato más. Despues de la tormenta que recibió Pablo, llegó
la tranquilidad que deja haber dicho lo que se siente sin pensar lo
que se dice. Pablo, David y Marcos siempre se han llevado bien porque
son muy parecidos, les gustan las cosas bien hechas y no guardarse
nada, para no llegar a explotar con nadie.