El pabellón estaba completamente
lleno, las luces desaparecieron y tras el telón del escenario
aparecía una luz que marcaba una silueta. Cayó el telón, la música
comenzó a sonar, con mucha fuerza, sin estridencias. Un sólo de
guitarra, la música inundaba la sala entre los gritos de la
multitud. Un brusco movimiento de la cabeza del guitarrista hizo
ondear su melena en el viento, marcando la señal. Completa
oscuridad, ya solo sonaba la batería, un cañón de luz rompió la
escena y desde la derecha del escenario comenzó a salir lentamente,
a medio camino entre la timidez y la sedución, una mujer de larga
melena, oscura, completamente lisa. Volvió la música, el concierto
daba sus primeros pasos.
El público no paraba de moverse
hasta el anuncio de la cuarta canción. Esta
es una bellísima canción de amor, una más. La
guitarra acústica llenaba todo con su melodía romántica,
sustituyendo el sonido ensordecedor que marcaba el ritmo hasta
entonces. Las parejas, abrazadas, aprovechaban la melodía para
buscar un contacto que hasta entonces no habían tenido, tal vez
porque habría desentonado. Al finalizar, otro tema de similares
características y un tercero.
- Esta es la canción.
- Debería irme.
- Puedes hacerlo si quieres, yo
no te sujeto. Pero me gustaría que te quedaras.
- Yo quiero quedarme.
Él la abrazó por la espalda,
acariciando sus manos sobre el vientre de ella. Cerró los ojos, por
su mente pasaban demasiadas contradicciones como para hacer algo más
que dejarse llevar por la música y las caderas de ella. Ella no
sabía bien que hacer. Quería pasar con él toda la noche, pero
había abandonado a todos sus amigos y había prometido volver antes
de que empezara el concierto. Además, aquel día era el último que
estaría con algunos de ellos antes de que se fueran para empezar las
clases.
- David.
- ¿Qué?
- ¿Se te ha pasado ya el enfado?
- No estaba enfadado, pero me
molesta mucho que la gente sea tan irresponsable…
- Sólo era un jack, y fue a por
él. Andando.
- Estoy muy a gusto, Itziar, no
me hagas pensar en eso otra vez, si tienes mucho interés, otro día
te cuento lo que pasó.
- Vale. Abrázame.
Eran las palabras que él quería
oir. Sólo quería estar al lado de ella y olvidarse de todos los
demás. Aquella noche estaba siendo muy especial para David. Antes
del concierto, estuvo casi a gritos con Javi porque se habían
olvidado de un jack para la conectar el micrófono a la cámara.
Había estado esperando aquella entrevista más de dos meses. Luna Rojo solamente les concedería unos minutos y si no se hubiera dado
cuenta él, no podría haber hecho la entrevista. David era un poco
maniático, e irritantemente perfeccionista, tenía sus defectos,
pero todos en el Canal Joven sabían apreciar sus dotes de
comunicador, sobre todo por su agudeza haciendo entrevistas. Llevaba
apenas un año delante de la cámara y había logrado convertirse en
el mejor entrevistador del canal. Desde hacía más de medio año,
todas las entrevistas a personas importantes las hacía él si
quería, y si no, preparaba las preguntas para que otro las hiciera,
mientras el se quedaba detrás de la cámara, tratando de innovar en
la búsqueda del plano perfecto para cada pregunta, con la cámara al
hombro. Hacía montajes completamente diferentes a lo que se estaba
haciendo hasta entonces, pero nunca nadie podía criticar con motivo
nada de lo que hacía.
- ¿Ya has pensado como vas a
hacer la entrevista?
- Depende del tiempo que tenga y
si la puedo hacer solo o no. Tengo varias opciones.
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